domingo, 30 de junio de 2013

Volver

La lluvia marchita golpeando invisible mi cara
hace recordar las veces en las que un brazo firme
sostenía mis temores más recónditos. 
La fuerza inexorable de tu aliento envenenado de 
banalidades creíbles que producía 
una seguridad palpable
¿Raro, no?
Pero así es como un sueño comienza a convertirse
en una realidad inesperada.
Así es como las sorpresas sopesan al breve relato acuoso
que se destruye y vuelve a armarse.
En silencio sé que
todo corre por mi cuenta,
que la restauración no tiene más cabida que
en la misma palabra.
Viviendo en la ciénaga estrepitosa, en la tormenta venidera,
en la amenaza constante de una vuelta al mismo sentimiento 
de derrota colectiva.
Vuelvo con un boleto de ida, pero no de regreso;
con la mente nula y la conciencia calma, pero es volver
al fin y al cabo.
Volver sin saber si este viaje tiene un fin,
aunque con la esperanza de que algún día se revele ante sí
para avivar la marea contenida.


p.d: No, no, hoy no hay ánimos de ninguna.

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