lunes, 3 de junio de 2013

Peregrinaje Mágico

A veces las palabras sobran. Días como los que me tocó vivir hoy se dan pocas veces en la vida. 
Las cosas se dan en un fluir constante y somos nosotros mismos lo que detenemos ese fluir. O bien no.
Las oportunidades nos buscan y, como somos tan posesivos, muchas veces tendemos a tomarlas y luego dejarlas en el olvido. Pero hoy quise tomar decisiones, quise pararme firme en un punto de no retorno. Decisiones que me han ayudado a respirar, a recordar todos esos pasajes olvidados de mi pubertad. He tomado decisiones que me han ayudado a rememorar todos esas danzas ancestrales ligadas a nuestra piel tal como a la piel de nuestros padres, de nuestros hijos, nuestros nietos...

Y fluí. Fluí tímida y delicada. Fluí víctima del ahogo y la presión que había ejercido desde hace un tiempo sobre mi pecho. Recorrí montes y valles, recogí frutos y hierbas silvestres y quise anidarlas en mi pelo. Sentí el perfume de acacias recorriendo mis mejillas, recorriendo mi frente, envolviéndome como telarañas llenas de cosquillas y guiños inmesurables. Dejé que el viento y el hálito se esparcieran por mi cuello y que las largas espigas que brotan desde tu corona rozaran con caballerosidad las rugosidades de la tierra viva, mi tierra. La humedad del sendero que me lleva al punto máximo de luz, al haz inmenso que cubre mis ojos con tus brotes, me llama, me invita, me guía al océano que, finalmente, me atrapa. Me sumerge y con ello me hace pensar en un momento feliz de este largo caminar. Yací en una hierba alta, hierba submarina, hierba que volteó mis sentidos, que los llevó a una nueva piel. Palpé las hojas invernales que se acercaban a mí como imanes y sentí su terso palpitar. Magia, creo, es la palabra adecuada.

Y el eco cautivante de tus bajos horizontes, de tus frías mañanas, de tu cielo claro. De tus bajos horizontes, de tus frías mañanas, de tu cielo claro....

Y las guías de flor de pluma, tan blancas como la espuma, salieron a acariciar mi rostro, mis brazos, acariciaron mis tímidas sonrisas, hicieron vibrar hasta el último gesto, oh hermoso peregrinaje!

¡VUELEN LAS AVES, ÁBRANSE LAS FLORES, BROTEN LOS ATARDECERES!

Ronda mi memoria, revuelve mi estómago, llena de sonoridad mi alma... 
Imperativamente te lo encarezco....
Y que todo venga así, naturalmente, no es casualidad. Llega este peregrinaje en el momento preciso. Y debo decirlo, si tuviera que volver a peregrinar, lo haría con gusto. Pero las peregrinaciones se dan una sola vez en la vida. Tal como hoy. Día en que me toco vivir la oportunidad que siempre supe que me perseguía.



A veces pienso que cualquier parecido con la vida real, es solo coincidencia de las películas.


p.d: y para quienes no sabían, el azul es mi color favorito.
p.d: creo que debo las p.d más profunda c:


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