domingo, 2 de febrero de 2014

Febrero me está haciendo cosquillas

Febrero llena siempre de agua y calma las vacaciones. Siempre cae rocío anunciando el amanecer este mes, siempre cae la primera lluvia y siempre me encuentro con un poco más de paz durante los 28 días. Es extraño que este mes me cueste menos ignorar muchos de los dardos externos que normalmente me carcomen los pies, sin embargo agradezco mucho el respiro y calma que traen las próximas cuatro semanas. Debe ser por que me mantengo en casa, no hay visitas, paso unos días sola y puedo, simplemente, borrarme de toda situación que pueda llamarse VIDA.
Tengo que admitir que es un momento esperado, un momento anhelado en el que mi espíritu se mantiene neutro, como una aguja y un dedal sin usar. Y siempre es así de irrelevante el mes de Febrero. Me pongo fome, aburrida, desierta y reseca, las gotas duran las primeras madrugadas, pero hace falta menos frío para que no se congelen sobre la piel, falta más candor cuando se deslizan hechas piedras por los muslos.
Las marcas blancas sobre la piel no son más que niebla condensada de los sueños que se estancan en estas fechas. No son más que las nubes resecas en las sienes provenientes del pensamiento. Siento unas telas hiladas por gusanos de la seda tapándome la vista, unos cuantos corchos de larvas en los oídos que no me dejan cambiar mi estado, no me dejan sublimar, no me dejan sublimar.
Espero febrero, pero cuando está encima mío lo único que quiero es que se vaya.


p.d: un día sí, un día no, una semana sí, otra semana no, un mes sí, al otro no. Estoy convirtiéndome en el estropajo otra vez. Hay cosas que tienen fecha de caducidad, y parece que la mía se me fue entre los dedos hacer muuuuuuucho tiempo.

p.d: más encima tienes, tema recurrente, que volver a causar estragos en mi cabeza?


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