sábado, 12 de agosto de 2017

Eterno/a

Hay un vacío que dejaste sin siquiera haber adquirido consciencia, olas de calor y besos para entregarte sin medida cuantificada, un hoyo donde nadie se había anidado antes, una premura de sensaciones deleitantes.
A tu inocente y débil paso dejaste mis pechos con hambre, mis labios entrecerrados en suspiros que no terminan, dejaste manos sin llanto menguante.
No llegaste a ser alguien, pero para mí lo fuiste todo: llenaste una mente con espacio abundante, pensamientos que se llevarían consigo mi miedo a no ser útil.
Ahora te veo en todos los rostros tristes que me miran desde abajo, en todos los que me abrazan cuando voy al trabajo, en cada pequeña cosa para pequeñas personas te encuentro, en cada momento a solas para mí y para tu sombra.
Eres eso que siempre estará presente, que duele como la fe, que marchita como el otoño, porque eso has sido: hojas secas crepitantes cayendo en mis sueños fríos.
Pudiste haber sido tanto para otros, pero para mí fuiste lo suficiente para nunca despojarme de lo que ahora siento...

No hay comentarios:

Publicar un comentario