lunes, 10 de marzo de 2014

Monólogo Futuro

¿Dónde andarás? ¿En qué piel estarás enredado ahora? ¿Sobre qué pechos cayeron tus dulces cabellos?
Sé que estás bien, que apartarme te abrió el camino al nuevo lugar anhelado por tu corazón. Lo más probable es que reposes sobre hierba fresca, sobre la piedra lozana y la arena tierna que no ha sido estropeada por las olas de la vida. Debes estar contento de la mano de los pétalos suaves, de las hojas de nieve que te abrazan, del candor de las melodías que transgrede su lengua, de las caricias fogosas y de los amaneceres deslumbrantes que te sacan esos suspiros profundos. Despiertas con ojos grandes mirándote ¡cómo lo imagino!, tus hombros debajo de sus brazos tibios, tu boca cubierta del carmín espacial de su boca, tu aliento rozando las cavidades auriculares sensitivas. La fibra de tu ser despierta a las sensaciones exuberantes de tu nueva adquisición. Imagino tus risas, tus dientes asomándose tras la delgada línea que separa tus labios; imagino tu ceño fruncido cuando no te parece el pretexto que usa ella para no contradecirte, imagino tu espalda tibia con sus besos... que tantas veces me sirvió de almohada firme para pasar los llantos, imagino la felicidad que irradias cuando piensas en ella, cuando la tomas desde su aérea cintura firme y ahora si puedes girarla en el aire; te imagino durmiendo y ella mirándote, mirando las pestañas tiernas caer sobre tus pecas, esas  de las que tanto reniegas. Me tortura pensar que te irás, que volarás a rumbos ya lejanos, me carcome la esperanza saber que pronto serás volantín viajero, que serás grulla de papel que se quedó bajo la lluvia en los meses de invierno, me desgarra saber que queda tan poco tiempo y que al final este tiempo ha significado el remordimiento. Me autoflagelo pensando todo cuanto cometer quiero para que no te vayas.... para que no me dejes. Ya tomaste tus decisiones, ya la vida continúa, ya los años seguirán pasando y yo sin ti seré un recuerdo amargo, de esos que se toman acompañados de azúcar cuando se obstruyen las vías aéreas. Seré simplemente el nombre que una vez pasó por tu mente, la que no te hizo ningún daño, la que guardó el pañuelo hasta el punto de no poder soltarlo. Eso seré, el medicamento áspero que en realidad debí ser toda la vida. El acerbo que se atravesó por tu lengua un par de veces y al final: el acre omnipresente antes de la muerte.




p.d: aprovecha tu felicidad.

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