lunes, 17 de marzo de 2014

Arraigado

Lo siento desde la bocanada de aire que voy tomando, lo siento.
Lo siento desde antes de la concepción, lo siento.
Lo siento en las entrañas vírgenes, en las cavidades intestinales cada vez que el reflejo me deja ciega.
Lo siento desde la mente de la vida anterior. Lo siento.
Lo siento desde la primera lumbrera de la mañana, lo siento;
incluso lo siento mientras mis estados bajan a las profundidades del estado REM.
Lo siento cada día cuando subo a una micro, cuando doblo una esquina, cuando se para ella a mi lado.
Lo siento cuando no puedo mirar a nadie a los ojos.
Lo siento cuando me hablan y no puedo responder gracias al coraje que invade tan ácido.
Lo siento, lo siento, lo siento. Lo siento por no dejar de sentirlo. Lo siento por no dejar de lado lo que siento al mirarme a mis adentros.
Lo siento y me hace querer desaparecer.
Lo siento siempre, no deja de ser, no deja de permanecer ni de carcomer cada una de las neuronas libres que me van quedando.
Lo siento y me está quemando.
Me está comiendo poco a poco este sentir que siento.
Lo siento. No puedo dejar de sentirlo.




p.d: Ya no puedo "arreglar" ni "remediar" (me) nada. Me repugna.

1 comentario:

  1. cariño, eres perfecta, tu mente no te deja verlo de esa manera, te adoro.

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