Tocando Fondo

El ahogo; el aire cargado, viciado. Las estampas que me desgarran, las camas deshechas, los catres desarmados, la frivolidad tuya y el insulto permanente.
La creatividad por los suelos, el erotismo comprimido y aislado, la visión corta y tus argumentos contradictorios.
La cocina lugar de trabajo; esta vida, de suciedad. El piso lleno de hormigas, hormigas que caminan sobre mis talones, la ruda mirada de tus ojos y el cielo caído entre mis manos.
Las baldosas enmohecidas, los recuerdos cautivos en un alma provisoria, los estanques de peces que flotan. Tus pies sobre los míos.
Llegó el momento, la instancia, la decisión, el punto máximo, el clímax inducido y los comas hipoglutídicos por la falta de tu dulzura.

Por otra parte: mi cobardía, mi intento por mejorar, mi desánimo y algarabía, mi falta de centro y mi constante presunción de mamá.
"Cargosa" me dijiste cuando te pedí una explicación. "Cargosa" me dijiste, porque ya te cansaste. Me lo dijiste, porque ya te aburriste. Me lo dijiste, porque se acabaron las pieles lozanas, porque se acabaron los labios ávidos de sangre. Me lo enrostraste, porque no lleno el espacio que necesitas.
Ya no necesito tu arrogancia, ya no necesito tu llenura, no necesito protegerte para sentirme protegida.
No necesito: tus indiferencias, tu desprecio, no necesito el nudo que se me hace en la garganta cuando me quedo con palabras en la boca, no necesito tus puñetazos de hielo que se forman al no dirigirme tus palabras. No necesito la poción de tu vida para enfrentar la mía.
Desde ahora voy a vivir por mí.


p.d: Hay que hacer un cambio de piel. 
       La idea ya está planteada.