domingo, 20 de noviembre de 2016

Presente

Imagino que tú sonrisa se eleva, que me busca desde lo alto, que se abre el cielo cuando me empino para alcanzarte, pero tal cosa no va a ocurrir. No puedo llegar a ese escalón en el que te encuentras . Habría querido despertarte, poner crema en tu nariz y con un dulce beso quitarla de ti, cantarte en tu día, que nos quedásemos oyendo pájaros y micros esta mañana, que todo fuese lento y eterno. Pero sé que ahora estás bien, quizás con ella, que quizás anoche regó de encanto tus caminos, que te regaló sonrisas y flores olorosas para anidarlas a tu alrededor. Y lo lamento, lamento ser solo un fantasma, ser solo el tejido que te rodea, pero nunca te cubre, nunca te abriga. Lamento no poder despertarte, enojarte, salvarte, salvarnos. Siento no poder estar ahí, llenando pequeñas partes, siento ser la que se queda al margen.
Te imagino ahora, fresco de amores, lleno de aliento, tu boca rozando la suya, tu sonrisa cariñosa, tus manos llenas de sus muslos, tu cuerpo quebrajado en resoplidos. Imagino momentos felices, colapsados de primavera, tu rostro iluminado por las espigas de tu pelo. Lástima no estar ahí en frente, lástima guardar mi propia estación florida esperando poder entregártela. Las imágenes vuelan: ahora son dos huracanes, dan vueltas por la casa llenos de efedrina que los pone a correr, a saltar; que celebran este día y se hacen felices el uno al otro. Y en parte me alegro, me siento tranquila. Conmigo nunca tendrías tal dicha, ni primaveras, porque mi campo de semillas es verde, recién tomando vuelo, recién despierto, y el tuyo no merece a esta media mujer creciendo.
Te veo mirándola, con tu sonrisa que se eleva, que la busca desde lo alto, que se abre al cielo cuando se empina para buscarte, y tú la abrazas.

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