Y bastó con pasar la tarde entre una rumba de papeles, con el tiempo ahogándome y con las manos y los pensamientos atados. Ya no daba más. Y no hubo más.Terminé por acercármelo a la sien y sintiendo el chorro de agua gélida brotando del jarro. Hasta ahí llegó el enojo y el cansancio.
p.d: se me perdió el revólver...
No hay comentarios:
Publicar un comentario