martes, 15 de julio de 2014

Tener-lo suyo

Fraguando las penas una noche
se lima las uñas sin pensar en la hora,
se mira al espejo, lo voltea y vuelve a mirar
por si el reflejo se digna a cambiar.

Entornando los ojos hacia el cielo
moja su cara con aguardiente,
espera ahogar con ello
sus pupilas, pestañas, los ojos enteros.

Y se tira los padrastros que adornan sus manos,
los tira sin temor alguno,
porque quiere de una vez por todas
encontrarle la razón al dolor incorpóreo.

Desgarra su cuerpo con movimientos pélvicos,
dibuja un ocho con las caderas rebotantes,
la intimidad le da un respiro profundo
es solo ella, ella sin el mundo.

Pero hay un lamento, hay un lloro entre dientes,
una angustia, un deseo tenue.
Lo que ella quiere no es lo suyo,
lo que quiere es poder poseerte.

Lo oye, lo huele, lo saborea, lo palpa,
lo pre-siente, lo mira de frente;
Solo el sueño  le permite tenerte,
tenerte suyo, aceleradamente.

Sin remordimientos, sin escapatoria,
sin un límite candente:
solo suyo, solo suyo en la noche de sueños ardientes.


p.d: agonizando ya no importa mucho.

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