Esta entrada está dedicada a ti, a ti que siempre me inspiras, a ti que siempre dejas el plato de almuerzo vacío, a ti que nunca me miras, que nunca me dices nada bonito, que nunca lees lo que escribo, lo que invento, porque simplemente no te importa. Esta entrada te la dedico a ti, que siempre llegas a jugar * Wow * al depa, que siempre duermes hasta tarde, que siempre se acuesta tarde, a ti... a quién ya no envío cartas, a quien no me llama para saber si estoy viva*, a quien nunca me ha escrito algo después de los primeros 5 meses. Dedicada a ti, frío, distante, poco preocupado, no pendiente, asustado y solitario.
Pero también está dedicada a ti, al que me deshace con una sola mirada, quien me derrite sin decirme nada, quien me tiene en sus manos y logra hacer de mí una muñeca para jugar; a ti, que devuelves a mi vida la esencia de los 17, al que me hace temblar con un solo roce. Al que me despierta con una sonrisa en la mañana, al que me hace soñar con un futuro distinto, al que a pesar de su huraña vida, me hace pensar en otra mágica creada por los dos en algunos años. Dedico esta entrada al joven de los cabellos estridentes, a mi niño piel de harina, a la luz de mis mañanas, a la luciérnaga de mis noches. Dedico este pedacito de mis letras a quien me ayudó a conocer el amor, el deseo, la perfección de una mano sobre otra : la perfección de tu pupila frente a la mía.
Sé que no vas a leer esto, realmente lo sé porque no te interesa leer cursilería barata de una mina que no puede decirte las cosas a la cara. Incluso, ni siquiera sabes de la existencia de este blog. Si algún día lo encuentras, quiero que sepas, mi niño nombre de mes, que no existirá una persona que te ame más de lo que te amo yo. Que cada día que pasa te sigo como tu mascota, me arrastro sobre tu regazo para conseguir un pedacito de tu amor.
Feliz cumpleaños, amor mío, amor amargo a ratos, pero siempre amor al fin y al cabo. Feliz cumpleaños.
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