miércoles, 8 de julio de 2015

Everyday is like Sunday

Desde hace un tiempo siento que todos los días marchitan de igual forma. Y esto no necesariamente es malo, creo que, por el contrario, la vida le enseña a uno el valor de una rutina (-sin caer en "lo rutinario"-) a partir de cosas que deseamos, que nos hacen felices, que nos ponen de buen humor y finalmente influyen mucho en ese desenredo de madejas de lana dentro de nuestras cabezas.
Los domingos se han convertido sin querer en mis días favoritos. Esté lloviendo o no, son el día de volver, de calorcito, de sueños entrañables desatados en el papel. Y últimamente, todos los días han sido domingos para mí.


p.d: me faltó poner los deditos de "peace".

No hay comentarios:

Publicar un comentario