miércoles, 10 de septiembre de 2014

Boudoir

¡Me arrepiento, Señor, me arrepiento! Finalmente llega el punto en que las cosas valen poco la pena. Ruego por volver, volver al prado de sombras y sensaciones. Pierde toda lógica el pensar en que la respuesta hubiese sido la misma, por que sé que nunca hubiésemos llegado a un acuerdo: los pactos son cosas fervorosas, llenas de actos de fe y moral, ¿hacia dónde nos hubiera encaminado tal hecho? Solo sé que ahora deseo los temblores anidados en las profundidades de mi ser, las miradas penetrantes y el anhelo de ver todo eso mío y de nadie más. El pecado ha sido lanzado, la frecuencia de latidos ha estallado, el correr de las aguas ha formado un río tormentoso esperando por rebalsar el tranque y esta piel solo espera por sentir los dolores de agujas sangrantes.
p.d: Omita.

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