domingo, 10 de abril de 2016

Emma Bovary

La imposibilidad de adquirir anhelos tan lejanos, tan [omni]presentes, tan ajenos me está pasando la cuenta. No tengo refugio a estas alturas, ni menos amor propio. Ya está, se pudrió. Se fue todo a la mierda y ahora mismo tengo la mierda putrefacta en el corazón. Ya no es tan solo la mente la que se descompone, son todas las formas en las que han tratado y he tratado de convencerme de lo contrario. Pero son las palabras, fieles -ene-(a)migas mías, quienes me persiguen retumbantes, idiotizadoras para recordarme que no hay arreglo. No hay camino, no hay posibilidades de cumplir mi expectativa. Si tan solo tuviese una salida, si tan solo pudiese cambiar mi vida por cumplirla...