miércoles, 21 de mayo de 2014

El maquillaje de los ojos de nada:

Es sencillo, sigue estas instrucciones:

-Tomas el delineador líquido y lo pones por la orilla de tus párpados (ambos)
-Pones una capa de rímel, esperas que se seque, pones otra, esperas que se seque la segunda y rematas con una tercera
-Para terminar, te miras al espejo y repites en tu cabeza: hoy sí.
y listo, tienes tu maquillaje "ojos de nada".


¿Ven? Ojos de nada.

Lo que le pasa a la primera lluvia de Santiago

Miré por la ventana la escarcha febril de la tarde,
las nubes regalando sus llantos delicados,
cubriendo cada espacio de lo que quedó sin decir,
llenando cada hebra de lo que parecía venir.

Gotas y gotitas que sin sentirlo, caían,
como escarcha de espumas sobre las sienes,
saltan, gritan, pero sin razón
escriben una larga y tenue canción.

Y juegan ese juego de volverse fuertes
y grandes, y por sentirse especiales caen en la pequeñez 
¿Cómo pueden las gotitas tiernas
caer de revés?

Juegan infinitamente con el viento adulador,
que las mira, les guiña el ojo para engañarlas.
Y les dice: ¡soy su amigo, soy su hermano, acercaos!
mientras ellas, inocentemente, le buscan revoloteando.

Y cruel el viento las voltea, las gira y menea,
usa sus caderas para poner en ellas cadenas...
las direcciona, las maneja, las pone a danzar
y cruento final abierto al público les da.

Solo se escucha su canto, su melodía sin final
apartada de los cielos de donde provienen;
se escucha su explosión al tocar la tierra
que el viento embustero quiso adornar.




p.d: creo que por eso solo llueve como la gente una o dos veces en Santiago.

viernes, 16 de mayo de 2014

De vuelta

Rechazo

Te vas a arrepentir.

Rechazo, de vuelta.

Te vas a arrepentir, te vas a arrepentir.

lunes, 12 de mayo de 2014

¡Cómo no extrañarte!

Hay una necesidad incesable que me carcome con el paso de los días, una que tengo que confesar:
creo que sigo necesitando los pétalos nevados que me cubrieron y, gélidos, crisparon hasta la última centésima de suspiros que salieron de mi boca aquel día.
Necesito tus flores doradas entremezclándose con las mías, haciéndolas menos oscuras, más luminosas.
Tus pecados mortales instruyéndome acerca de este mundo nuevo, la sangre que corría y corría sin descanso.
Necesito el fluir de tu encanto, el fluir de tu cuerpo junto al mío, la danza que nos remontó a un pasado de habernos conocido.
Necesidad de tu ritmo acelerado, de tus movimientos rompe-cadenas, de tus dedos indagando, de tu risa....

miércoles, 7 de mayo de 2014

La dicotomía de los días de mayo (1º parte)

Es difícil encajar en algo cuando uno mismo no encaja siquiera en las concepciones que espera.
Yo quiero encajar en un sistema al cual, simplemente, no pertenezco. Pero extrañamente y aunque pudiese haberme dado por vencida hace rato, insisto en recordármelo cada vez que tengo oportunidad, como una forma cruel que -pienso- impulsará algún día las verdaderas ganas de encajar y, al final, dará el tirón apropiado para tomar decisiones como debería. ¿Me estaré volviendo masoquista?






p.d: you broke another mirror, you're turning into something you are not
       don't leave me high, don't leave me dry..








viernes, 2 de mayo de 2014

Punto Cero

¿Qué se hace cuando se llega al punto cero de nuestras vidas?

Mi nombre da lo mismo, algo que sí importa es que tengo 23 años y, en un día pesado como este, he llegado a una situación poco menos que espantosa a la cual nunca quise llegar en estos años: sentir que no tengo nada. No me refiero a lo material; a decir verdad, me refiero a que pasamos esas horas adolescentes soñando con un mundo colorido y lleno de expectativas que nos gustaría cumplir cuando nos volvemos más o menos independientes y responsables de nuestras propias vidas, y creo que la responsabilidad de mi vida se me fue a las pailas. No porque sea una adicta a ninguna cosa en especial, como suele pasar cuando la gente pierde el rumbo, sino más bien porque siento que me estoy transformando en una persona amargada, usual y aburrida. Me estoy transformando en lo que no quería.

Me ha tocado varias veces hablar este tema no solo conmigo misma, si no con otras personas que me han reprochado harto el hecho de que no me guste salir mucho de noche, ni me guste quedarme a carretear los viernes en la U, ni me guste quedarme en casas ajenas y, al final, siempre es lo mismo: "bueno, soy fome, es cosa mía, me criaron así -prefiero dormir- etc..etc..
Pero en verdad, creo que no es tanto el tema de que no me guste mucho compartir: va mucho más allá de ser, simplemente, una cabra chica en cuerpo-mente de señora de las cuatro décadas. Creo que mis preferencias no concuerdan con mis sentimientos, y eso sí que lo veo grave.
Hay veces en las que siento las ganas de volar, de surgir, de finalmente no dejarme atrapar por toda esta -perdonen la expresión- mierda social que causa estragos en muchas personas(sobre todo en ciertos aspectos de mi vida), pero casi como un soplo, se esfuman las premuras ante cualquier destello de avance en el camino. Creo tener un trastorno de bipolaridad implícito que impulsa, en gran parte, las decisiones que deben ser tomadas, algo así como una contrariedad interna que me demuestra día a día que, o me estoy volviendo loca, o mi entorno es el que está al revés. Da lo mismo. La respuesta es obvia.

Como una forma de tortura, tiendo a compararme con quienes me rodean, encontrándome siempre en desmedro de sonrisas, llena de preocupaciones y pensando siempre en lo que puede resultar cada uno de los pasos que doy. Si eso no es extraño, entonces fíjense: solía tener un cuaderno con cartas que nos enviábamos con unas compañeras cuando éramos niñas. Lo cuidaba mucho y no dejaba que nadie lo tomara, porque dentro estaba todo el mundo que -pensé- tenía acumulado como un tesoro. Un día, mientras guardaba cosas para una mudanza, vi el cuaderno y, sin mero detenimiento, lo arrojé al basurero. Tiré al rededor de 16 años a la basura sin que ningún remordimiento me rondara por días, hasta que gracias a esta situación, me di cuenta que en verdad nunca cultivé nada y que las hojas del cuaderno estaban llenas de tonteras que en verdad no importaban, porque nunca siguieron siendo parte del mundo que vivo actualmente.

Siento que se me va la vida, que se me van los ánimos, que se me van las esperanzas que tenía de ser una persona distinta, que se me van las oportunidades; si alguna vez infería que me volvería lo que no soy ahora, hoy pierdo toda posibilidad hasta de pensarlo....