domingo, 24 de marzo de 2013

El hombre imaginario

El hombre imaginario
vive en una mansión imaginaria
rodeada de árboles imaginarios
a la orilla de un río imaginario

De los muros que son imaginarios
penden antiguos cuadros imaginarios
irreparables grietas imaginarias
que representan hechos imaginarios
ocurridos en mundos imaginarios
en lugares y tiempos imaginarios

Todas las tardes tardes imaginarias
sube las escaleras imaginarias
y se asoma al balcón imaginario
a mirar el paisaje imaginario
que consiste en un valle imaginario
circundado de cerros imaginarios

Sombras imaginarias
vienen por el camino imaginario
entonando canciones imaginarias
a la muerte del sol imaginario

Y en las noches de luna imaginaria
sueña con la mujer imaginaria
que le brindó su amor imaginario
vuelve a sentir ese mismo dolor
ese mismo placer imaginario
y vuelve a palpitar
el corazón del hombre imaginario


                                          de Hojas de parra (Santiago, Ganímedes, 1985)
 


p.d: Gracias, Don Nicanor. Usted siempre sabe encantarme y encontrarme, aunque no me conozca.
p.d2: Agradecimientos especiales al Profe Blume, quien me ha vuelto a encantar con la (anti)poesía.
p.d3: Yo volveré a mi vida imaginaria :)



Tiendo a imaginar las cosas....

jueves, 21 de marzo de 2013

Uno va cambiando

Creo, firmemente, que hay que darse el tiempo, en algún momento, para darse cuenta de los cambios.
Creo, firmemente, en el punto en la vida donde las denominaciones y definiciones tienden a dar la vuelta.
Creo, ciegamente, en que también las convicciones pueden adentrarse más en nuestro ser.

¡Los cambios son necesarios! Pero también lo son las etapas anteriores.
Hay que aprender a vivir y a apreciar las cosas de formas múltiples. Aprender a mejorar y, con ello, transmutarnos a nuestras nuevas dimensiones.




   Mi cambio parte por ponerme muy 'morada.

p.d: Evolución, oye, (r)evolución!

miércoles, 20 de marzo de 2013

En Paz


Muy cerca de mi ocaso, yo te bendigo, vida, 
porque nunca me diste ni esperanza fallida, 
ni trabajos injustos, ni pena inmerecida; 

porque veo al final de mi rudo camino 
que yo fui el arquitecto de mi propio destino; 

que si extraje las mieles o la hiel de las cosas, 
fue porque en ellas puse hiel o mieles sabrosas: 
cuando planté rosales, coseché siempre rosas. 

...Cierto, a mis lozanías va a seguir el invierno: 
¡mas tú no me dijiste que mayo fuese eterno! 

Hallé sin duda largas las noches de mis penas; 
mas no me prometiste tan sólo noches buenas; 
y en cambio tuve algunas santamente serenas... 

Amé, fui amado, el sol acarició mi faz. 
¡Vida, nada me debes! ¡Vida, estamos en paz!



Amado Nervo 


p.d: Tengo muchas cosas qué escribir. Solo pido paciencia :)



El otoño llegó para quedarse